Confesiones

Confieso que he vivido, que he caminado este camino que antes fue mío y que ahora no se si algún día lo fue. Que he conocido el amor y su agonía destructora que aqueja el alma y te priva de todo. Que he visto la muerte venir a mi, la he sentido como se roba el oxígeno de mi existencia, dejándome vulnerable ante la ironía de la vida.

Confieso que he sido feliz al punto de segar mis recuerdos con sabor a amargura, tan feliz que duermo entre la esperanza y la bondad de un nuevo amanecer. Que sueño despierto y me lleno de ilusiones. Que mi corazón parece el de un niño que no conoce el mundo real y que creo que todo lo que leo en mis libros, y cada letra es verdad en algún lugar de este mundo.

Confieso que cuesta creer que el amor verdadero halla perecido por el conformismo y la rutina del modernismo, sigo creyendo en el amor que Neruda, Benedetti y Mistral relataron entre letras y suspiros. Que solo creo en el presente, en ese que vivimos y que muere cada segundo; es ese que fue y solo recordamos, y en ese que se forma de los sueños.
Confieso que la música me sustrae de la realidad, que quiebra mi duro corazón y lo restaura de las mismas cenizas. Que soy fuerte a pesar de mi débil corazón. Que a pesar del dolor y la tristeza, de la ausencia y del añoro, del desamor y la desilusión, sigo caminando a lo que siempre vi como una meta y que ahora es solo una dulce utopía.
Confieso que sigo soñando con "ella",esa mujer que aparecerá y me cambiara la vida, aún a pesar de su ausencia. Que ese ángel de luna sigue siento el culpable de mis suspiros y de mis sonrisas espontáneas, ademas de toda esa profunda soledad que visita mis noches. Que se que hay alguien que me amara como yo a ella, y que a pesar de todo el amor aún es eterno.

Confieso que en mis palabras me he refugiado y he vivido, que a través de ellas vivo lo que soy, lo que fui y lo que quisiera ser; que ellas son mi escape y mi ancla a esta vida turbulenta, que existo cuando la escribo, y cuando dejo de escribir regreso a las sombras del olvido.

Confieso que no me arrepiento de nada, solo de de una cosa. Que he disfrutado de cada consecuencia y cada decisión que he tomado en mi vida. Que le temo los "hubieras", que me desvelan los "¿y ahora qué?", y que me torturan los "no se puede".

Confieso que creo que nadie puede tocar los sueños antes de pasar por los sacrificios, la carencia y una buena batalla; porque esa es la única forma de probar si somos dignos de esos sueños. Que en realidad soy introvertido y temeroso de hablar, que mi mente dice una cosa y mis torpes labios dicen otra… Tengo mucho por confesar y mucho que escribir. Pero antes de colocar el ultimo punto de este relato sin sentido y lleno de cordura, he de confesar que vivo, y aún sigo viviendo a pesar de mi mismo.

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