Mi señora

Es inevitable el no cerrar los ojos y verla ahí, frente a mi, sonriendo y siendo simplemente usted.
Así de incorruptible y eterna es en mi mente, que sigue ahí intacta, fresca y presente. Así de sublime es el sentimiento que vive en mi, que ha plantado usted en mi corazón y del cual no puedo ni me quiero apartar.
Pues ha pesar del correr de los días, aún me siento de su propiedad; de usted que es ajena al tiempo, que sin notarlo me ha vuelto su amante y su poeta eterno.
Usted que es viento, que se hace presente en cada sueño, que es la furia en este océano de sentimientos; que es la dueña de cada suspiro y respiro que hace vivir a este cuerpo.
Usted mi dama, mi señora, mi mujer de hierro con alma de encaje y piel de seda, usted es la responsable de esta magna y fuerte esencia de amor, que a pesar de la tempestad sigue siendo lo que es.
Porque aquí me tiene, sintiendo con cada fibra de mi ser y creyendo fervientemente que soy y seré solo de usted.

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