El Príncipe Pintor

Hace mucho tiempo, en una tierra muy lejana existió un príncipe el cual por culpa de su padre el rey fue hechizado por un brujo muy poderoso. Su padre y el brujo estaban enamoradas de la misma persona, una hermosa mujer de cabello obscuro, la cual era una de las hijas de un escudero del reino. Con su caballerosidad y su corazón noble, su padre se gano el corazón de tan bella mujer. Pero eso no le gusto al brujo y en el día de su boda él los hechizo con una maldición. La maldición era simple, cuando ellos tuvieran un hijo y este encontrara a la persona que estaba destinada para él, que seria el amor de su vida, a esa persona no podría acercarse ni podría decirle todo lo que sentía por ella.
El Rey y la hermosa mujer de cabello oscuro se casaron a pesar de lo que paso, el tiempo transcurrió y un hermoso bebe llego a sus vidas. El niño creció y su padre el rey lucho por todos los medios posibles por quitar esta maldición de su hijo, pero lo único que consiguió fue frustrar el corazón del noble príncipe. El pobre joven sufrió en silencio por mucho tiempo, él ya no quería saber nada de su maldición o de una cura y mucho menos de encontrar a alguien que estuviera destinado para él. Una noche paso viendo el techo de su habitación pensando que haría con su vida. La noche llego a su fin y el sol asomo su rostro por las colinas, y se prometio así mismo que nada en el mundo impediría que él fuera feliz. Así que ha escondidas de sus padres se escapo del palacio y decidió vivir su vida y explorar el mundo.

Escribió una carta a sus padres, la cual dejo sobre su cama, explicándoles que si él seguía en el palacio o en el reino, siempre recordaría que llevaba una maldición acuestas. Ademas, sabia que su padre seguirá intentando de todo para romper la maldición. Les pedía disculpas por irse de esa manera, pero era necesario para buscar su felicidad en esta tierra. 

En uno de sus viajes se dio cuenta que tenia la habilidad de dibujar todo lo que sus ojos miraban, así que busco a uno de los mejores pintores de la región donde él se encontraba y le pidió que por favor le enseñara a pintar. Este pintor ya era muy anciano y acepto con gusto lo que el joven le pidió.  El joven se convirtió en uno de sus mejores alumnos y a su vez en uno de los mejores pintores. El joven se marcho en búsqueda de nuevos lugares e historias que pintar. Durante todos sus viajes, el joven pintaba todo lo que sus ojos miraban con gran hermosura y precisión. Fue ganándose la fama de un gran artista del lienzo y la pintura, y todos los reinos conocieron de él y el don que tenia.

Un día decidió regresar y visitar al anciano pintor y maestro, en sus manos lleva muchos lienzos de telas de oriente, pinturas con colores del mismo Mediterráneo, pinceles de pelo de camello y muchos obsequios para su maestro. El joven llegó a la puerta de su maestro y ya que llevaba las manos llenas de presentes para su anciano maestro, decidió tocar con su pie. Cuando él extendió su pie para tocar la puerta, alguien la abrió súbitamente y el pobre joven al suelo fue a parar, todos los presentes cayeron por doquier y una voz muy dulce y suave le dijo con mucha pena

— “perdóneme fino caballero, no era mi intención hacerlo caer, sólo abrí la puerta para salir y comprar la comida del almuerzo para mi querido tío” —

Al oír su voz, su corazón se detuvo y su respiración se corto, rápidamente se puso de pie y con una sonrisa torpe y con pena se presento. A duras penas pudo pronunciar su nombre, pues parecía que fuera tartamudo a la hora de hablar, ella se sonrojo y al momento de tomar su mano para saludarla alguien salió de la casa la tomo de la mano y le dijo fuertemente

— “¡apúrate mujer, que ya es tarde para encontrar los mejores frutos en el mercado!” —

El joven quedo enamorado inmediatamente de esta bella mujer. Luego de ese encuentro él no hizo otra cosa que pintarla en cada cuadro que él elaboraba. Pero cada vez que decidía decirle algo, de sus sentimientos sucedía lo inesperado y terminaban separados el uno del otro. Una mañana el joven decidió llegar muy temprano para encontrarse con ella pero para su sorpresa se encontró con uno de los jóvenes mas ricos de la región. Este joven rico, estaba pidiendo la mano de la bella doncella al viejo maestro y pintor. El joven pintor al ver eso, quiso entrar he impedir este suceso y decirle a su maestro lo que acontecía en su corazón, pero fue imposible, sus pies fueron en otra dirección; por mas que luchaba por ir a donde tenia que ir, sus pies se alejaban de ahí. Pasaron los días y el podré joven tenia partido en dos su noble corazón, ya no pintaba ni siquiera quería comer, no salía de su habitación, todo estaba perdido. 

El día que que este joven no quería llego. Camino hasta la iglesia donde se casaba la mujer que era dueña de su corazón. Ella entraba a la iglesia de la mano de su tío. Él la vio y ella sintió su mirada y volteo a verlo. Cuando sus miradas se encontraron en ese momento, de los dos brotaron lagrimas de sus ojos; él se dio cuenta que ella también lo amaba. El joven pintor quiso gritar, correr y tomarla entre sus manos y salir huyendo inmediatamente de allí pero nada podía hacer ya. Todo era culpa de esa maldición, por mas que el huyó de su destino, este lo encontró a él y la maldición fue cumplida.
En ese instante, con el corazón destrozado tomo un caballo que estaba cerca de él y salió a todo galope de ahí. Su roto corazón hacia que las lagrimas salieran sin previo aviso, mientras el se perdía en la lejanía. 

Durante años bagó por el mudo buscando un hechizo para olvidar y dejar de sentir ese infinito dolor y ese amor inmortal. Una mañana mientras caminaba sin rumbo, tropezó con un viejo ermitaño, el joven príncipe y pintor le contó su dolorosa situación y la pena que ha cargado por años. El ermitaño lo invito a su casa en una montaña desolada para que comieran juntos. Al llegar a la casa, después de haber comido, el viejo ermitaño le dijo con una voz ya cansada por los años

— “Yo te puedo ayudar. Pero no con el problema de olvidar y dejar de amar, eso es imposible. El amor, ese que es verdadero, nunca deja de ser, nunca se llega a olvidar, siempre estada ahí en tu memoria, en tus recuerdos, en tu corazón.  Pero puedo ayudarte a romper esa maldición, ese hechizo que causo tanto dolor en ti” —

El joven no podía creer lo que sus oídos escuchaban, de sus ojos brotaron lagrimas de alivio y dolor. El viejo ermitaño le explico

— “Yo soy un hechicero que me oculte del mundo para encontrar paz interior. Por eso vivo en estas montañas solo, sin que nadie me molesta o me pida hacer cosas que no debo hacer. Este don que tengo se tiene que usas para hacer el bien y aquí lo he logrado hacer. El destino, esa fuerza superior a mi, me ha traído a las personas que tengo que ayudar, a las personas que realmente necesitan de mi.  Yo puedo romper ese hechizo, pero me tienes que entregar algo de mucho valor como ofrenda, y así poder redimirte de ese hechizo maligno” — 

El joven le contó con gran premura y aflicción en su voz

— “hace mucho tiempo fui un príncipe, pero lo abandone todo por esta maldición. Sólo quería ser feliz. Pero eso fue hace mucho tiempo, ahora sólo soy un simple pintor y vagabundo que no posee nada de gran valor” —

El viejo ermitaño le pregunto tomándolo del hombro y viendo fijamente

— ¿Pero debes tener algo que sea de mucho valor par ti en este momento? — 

El joven se puso de pie, y exclamo con súbita convicción:
  
— Si, si tengo algo que es de mucho valor para mi… mis ojos y mis manos son de gran valor para mi como pintor —

El viejo hechicero y ermitaño le pregunto al joven si estaba seguro de lo que haría, él le respondió con la mirada y el ermitaño entendió diciendo

— “Esta bien, tus ojos bastan para formular el hechizo que romperá el otro” — 

Los años pasaron, el que una vez fue un príncipe y lo dejo todo por culpa de un hechizo y luego se convirtió en un gran pintor, y ahora sólo era un hombre ciego que bagaba por el mundo. Un día se dio cuenta que su único hogar era ese pequeño pueblo donde aprendió a pintar. Así que decidió regresar. Durante todo el camino a ese lugar pensaba en su único amor, la imagino con hijos y feliz al lado de ese hombre rico de la ciudad. Los días y meses pasaron y al fin estaba frente a la entrada de ese pequeño pueblo. Su cabello había crecido y su barba cubría la mayor parte de su rostro y guiado por un simple bastón, nadie lo reconoció. Se dio cuenta que lo que algún día fue en ese pueblo se había desaparecido, ese pintor que todos saludaban y buscaban para preguntarle por sus aventuras en el mundo, murió el mismo día que salió huyendo de tristeza.

Le pregunto a un niño si lo podía llevar a la casa del viejo pintor, el niño al verlo que era ciego se compadeció de él. Mientras caminaban el niño le contó que el viejo pintor había muerto hace mucho tiempo, pero que un vivían algunos de sus familiares en esa casa. Él se entristeció de gran manera, ya que el anciano pintor fue quien lo instruyo y formo durante su juventud, lejos de su padre, ese viejo y virtuoso pintor cumplió esa imagen en su vida. 

Y allí se encontraba, frente a la misma puerta donde se encontró con el amor de su vida. Toco a la puerta tres veces y espero que alguien abriera. La puerta se abrió y escucho su dulce voz, era ella y estaba frente a él, sus ojos se llenaron de lagrimas y sonrió. Sin pensarlo dos veces busco su mano en medio su propia obscuridad, al encontrarla la tomo firmemente y se arrodillo llorando de felicidad.
Ella lo reconoció de inmediato, las lagrimas también brotaron de sus ojos, y entre sollozos ella le pregunto

— “¿Donde estuvo todo este tiempo? ¿Por que no supe mas de usted? Quise contarle lo que aconteció con mi tío, pero no sabia donde podría estar, y por amor de Dios ¿Qué a pasado con usted? se ve como si fuera un pobre mendigo” —

Él le contó todo, desde que era un príncipe olvidado, sobre su hechizo, lo que sentía por ella y porque ahora era ciego. Él sabia que era muy tarde, que ella era de otro hombre, pero él quería confesarle todo lo que en su corazón había, no quería callar nada, no soportaría tragarse mas sus sentimientos, que un con el pasar del tiempo y la distancia que puso entre ambos, nunca murieron o disminuyeron. Cuanto termino, le dijo

— “Perdón le pido, hermosa y bella dama, usted le pertenece a otro hombre y eso lo entiendo. Así que dicho lo que tenia que decirle, parto para no volverla ver nunca mas. Sólo quisiera saber donde esta la tumba de mi viejo maestro para despedirme como él se merece y le prometo que usted no volverá a saber de mi” —

Mientras se despedía, las lagrimas rodaron por su rostro hasta caer al suelo, ella tomo de su mano, y lo detuvo diciendo

— “Al momento que lo vi partir ese día, el día de mi boda, mi corazón se rompió en mil pedazos y salí de la iglesia a buscarlo. Mi único deseo era el confesarle lo que mi corazón sentía por usted. Pero era demasiado tarde, usted se había marchado. Le conté todo a mi tío y él comprendió mis sentimientos y anulo el compromiso. Desde entonces he esperado su regreso en esta casa para decirle que lo amo” —

En ese instante el viento soplo sublimemente, él la tomo en sus brazos, las palabras sobraron y sólo un beso dijo todo lo que ambos deseaban decir. Haciendo un nuevo comienzo en la historia de una bella doncella y un hombre ciego, que alguna vez fue un pintor, un príncipe y ser hechizado por maldad, pero que ahora eran seres que habían encontrado la plenitud de la felicidad en un solo beso de amor.


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