Teatro

En el teatro, la carencia de la razón se hace presente en cada representación y cada verso que sale del alma del actor. Convirtiéndose en la realidad de un sentimiento oculto o un anhelo mas allá de nuestra percepción.

Nosotros, los actores nos apropiamos de una vida y sentimientos que no son nuestros, pero que los necesitamos para sentirnos vivos al colocar nuestros pies sobre el aturdido y feroz escenario.

Nos presentamos ante cada expectante listos para mentir y hacer creer lo que no es como si fuese, convirtiéndonos en ilusionistas de vidas.

Al estar en cada asiento, a tan solo unos minutos, antes de que ese telón se abra, cada expectante se convierte en un alma ingenua, esperando con ansias que le mintamos y engañemos con mundos surreales y vidas que ellos quisieran tener.

Y es entonces, utilizando los sueños, los recuerdos y la imaginación de cada uno de ellos, como herramientas que nos facilitan la inducción a una gran ilusión, la cual esta llena de belleza y hermosura.

Todo, para que juntos, expectantes e ilusionistas de vidas, podamos viajar a esos mundos dentro de nuestros corazones; y así, podamos sentirnos vivos, dentro de este mundo, al cual llamamos teatro.

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