Una noche envuelta en eternidad (Capítulo 1, “Lo inesperado”)

Hay historias que comienzan en un día de verano y otras en una tarde de primavera, pero esta historia comienza en una noche de invierno, done la lluvia se hacia mas fuerte segundo a segundo y la luna llena envolvía todo el valle y los bosques en un misterioso ambiente. Esa noche, un joven Escudero regresaba a caballo de una batalla épica, de la cual se hablaría por mucho tiempo; la recordarían por medio de canciones y poemas, por el murmullo de las multitudes, y se contaría de padre a hijo por generaciones. Muchos la recordarían como esa batalla que definió el curso de la misma historia en Eudora. Hablarían de aquellos, que con gran valor derramaron su sangre por la justicia y la verdad; recordarían los nombres de aquellos que dejaron de pensar en ellos mismos y dejaron todo; sus hogares, sus esposas, sus hijos y hasta su misma vida por el bien de los demás. Pero en especial, hablarían de esos hombres que llegaron siendo completos desconocidos y se convirtieron en los héroes de todo un reino, y ese es el caso de este joven Escudero llamado Lykalos.

El había efectuado un acto inesperado y completamente heroico en batalla.  Este joven rescató a uno de los hijos del Rey de Eudora de las garras de la misma muerte.
Mientras estaba auxiliando a su Señor en medio de una de la mas feroces y crueles batallas, se dio cuenta que el hijo mas joven del Rey estaba en una situación de vida o muerte, pues estaba mal herido y sus enemigos se acercaban. Lykalos, dejando a su Señor a salvo, sin pensarlo dos veces fue en su rescate; corrió en su dirección y sin detenerse sacó sus dos hachas. Y con gran determinación, audacia y gran habilidad, se enfrentó contra los mejores caballeros del reino enemigo y cada uno de ellos probó el filo de sus hachas. Al darle muerte a esos soldados y Caballeros, tomó el caballo del Príncipe que no estaba muy lejos, subió al mal herido Príncipe y lo llevó hasta su tienda detrás de las filas de ataque. Al dejarlo a salvo allí, salió y se dio cuenta que todos estaban con gran temor y anímicamente devastados. El Principe estaba mal herido, el enemigo estaba ganando territorio y se estaban quedando sin soldados; los hermanos del Príncipe, venían en camino con mas Caballeros y soldados, pero se tardarían dos noches en llegar.
Dentro del corazón del joven Escudero comenzó e emerger una fuerza y valentía que le dio la sabiduría para hablar en ese momento; de inmediato, se dirigió a sus hermanos y hermanas en batalla, dando un discurso a cada uno de los soldados presentes, su voz estaba lista para rugir como el mas fuerte de los Grifos de Eudora
— ¡Hermanos y hermanas de Eudora! ¿Es acaso que este será nuestro fin? ¡¡NO!! ¡Cada Caballero, Escudero, Soldado y cada Eudoriano presente ha dedicado su vida para esta clase de momentos!  ¡¡Recuerden el por qué es que peleamos aquí y ahora!! ¡Recuerden que peleamos en nombre de cada persona en Eudora, en nombre de cada campesino, herrero, comerciante, en nombre de cada mujer, niño y anciano que esta en casa sabiendo confiando que Eudora tiene los mejores hombres en batalla de toda Atlante!. ¿¡Es acaso que ya olvidaron que el corazón de un Guardian Vigilante de Eudora esta basado en el honor, el servicio y el espíritu!? ¡¡SI!! ¡Ese espíritu que viene del mismo Creador de todo, y que Él mismo, une cada corazón de cada guerrero, hombre y ser en Eudora!… ¡Si tengo que morir en batalla para proteger a cada persona en Eudora. Lo haré! ¡¡Porque en estas tierras siempre habrá justicia, igualdad,e Y LIBERTAD!! ¡¡¡POR LA VIDA Y HASTA LA MUERTE, POR LA VIDA Y HASTA LA MUERTE, POR LA VIDA Y HASTA LA MUERTE!!! — Cada guerrero presente tomo con fuerza su arma y comenzó a gritar junto con él, el grito de guerra de Eudora.  Esas palabras motivaron aun hasta el Caballero mas noble a seguir luchando hasta encontrar la victoria en batalla. 

El joven Lykalos comenzó a correr con sus dos hachas en sus manos, y seguía gritando “¡POR LA VIDA Y HASTA LA MUERTE!” cada soldado y caballero presente lo siguió, un escuadrón completo se puso a su disposición, él tomó el mando y los dirigió hasta la mismas fauces de la muerte; con astucia, fuerza y poniendo al máximo sus capacidades, Lykalos lideró sabiamente a ese escuadrón, haciendo lo que en días nadie había hecho en batalla. Cada paso que daban era territorio ganado, soldados derrotados y victoria tras victoria. Dieron muerte a cada uno de los generales enemigos, y antes de que llegaran los refuerzos ganaron esa gran batalla. El joven Escudero, se convirtió en el mas grande de los Caballeros de Eudora en ese mismo instante. El mismo príncipe lo mando a llamar, y le dijo
Definitivamente, Eudora tiene al mejor hombre en toda Atlante, yo mismo le pediré a Los Grifos Legendarios que te nombren Caballero de Eudora. Y le diré a mi padre, todo lo que aconteció este día en batalla. Ademas le diré que te haga de un título en la corte y que te dé parte de mis tierras en señal de agradecimiento — El escudero pidió si podía hablar con libertad ante el Principe, y con mucha gracia y cortesía le dijo
— Agradezco de todo corazón que usted mi Lord, piense así de mi, pero prefiero  que ese titulo se lo dé a mi Señor, pues fue él quien formo al hombre que luchó este día en batalla. Ademas, soy guerrero ¿que haré yo con tantas tierras? es mejor mi Lord, que las tierras se las entregue a mis padres y hermanos, ellos son agricultores, y créame ellos sacaran mejor provecho de ellas. Yo por mi parte, me conformo con el honor y privilegio de ser nombrado un Caballero de Eudora — El Príncipe le preguntó — ¿Cuántos años tienes Escudero? — A los que él respondió — 17 años mi Lord — El Príncipe, aun mal herido y con mucho dolor se puso de pie, y se acercó al muchacho — Créeme joven Escudero, que lo que pida tu noble y justo corazón será hecho, y estaré presente el día en que te nombren Caballero de Eudora, porque estoy frente ante el mas honorable, servicial y lleno de espíritu de toda Atlante. — Al terminar de decir dichas palabras, el mismo Principe hizo una reverencia ante el joven Lykalos, y cada Caballero, Escudero y soldado presente hicieron lo mismo. 


Y ese fue el acto inesperado y completamente heroico que había efectuado en batalla.  Pero Lykalos aún no entendía que su mayor batalla aún estaba por iniciar, y lo haría esa misma noche de lluvia y de luna.

En un bosque muy lejano en Eudora, en medio de esa lluvia tempestuosas y aun bajo la luna llena y misteriosa, mientras el joven Lykalos montaba su caballo a gran velocidad, para poder contarle a sus padres y hermanos todo lo que aconteció en su vida; un trueno cae a la lejanía y una sombra chocan contra el noble Escudero, tumbándolo del caballo estrepitosamente. En un abrir y cerrar de ojos el joven Escudero se encontraba en el suelo. Pero con la agilidad que preside de un Caballero de Eudora, el se levanta del suelo y saca sus hachas diciendo
— ¿¡Qué criatura de la noche se atreve a tirarme del caballo!? ¿Es acaso quiere enfrentarse a mi y morir al filo de mis hachas?— al terminar de pronunciar esas palabras un ser oscuro se pone de pie frente a él. Este ser bestial que emana de las sombras era una imponente aparición, grande y aparentemente con mucha fuerza, aun costado llevaba una espada inmensa casi del mismo tamaño del joven Escudero; el cual llevaba a bajo de su abrazo a una bella doncella, la cual estaba inconsciente y muy lastimada. El Escudero de inmediato, se lanza hacia la bestia de la noche. ¡MORIRÁS EN MIS MANOS BESTIA HIJA DE LAS SOMBRAS!… ¡y pagaras por lo que le hiciste a esa doncella! — las manos que empuñaban con fuerza sus hachas, se mueven tan rápido, que a la bestia no le da tiempo de reaccionar. La bestia suelta a la doncella y el Escudero se tira a rescatarla, ella cae inconsciente entre sus brazos, ajena aun a todo lo que esta pasando. El ser oscuro se enfurece y se acerca a ellos, el Escudero le chifla a su caballo, llegando de inmediato a él, sube a la bella doncella, y en un sólo movimiento él también sube al caballo. Como puede la sienta frente a él, colocando los brazos de la doncella para que rodearan su cuello. El escudero le indica a su caballo con un pequeño grito que inicia a correr a todo galope. Al hacer eso la doncella reacciona y abre sus ojos. Al verse los dos frente a frente, en ese instante algo se despierta en ellos que no tiene explicación. Pero, sin dar tiempo a tal escena el Escudero reacciona e incrementa la velocidad a su noble corcel.

El Escudero y la bella doncella cabalgaban a gran velocidad. Detrás de ellos el ser de la oscuridad, el cual ya no estaba solo, y se veía en sus grotescos rostros que solo tenían un objetivo, el de recuperar lo que el valiente Escudero les quitó. La bella damisela, no se encontraba bien, lo que le hicieron esos seres malvados, aun estaba causado problemas en ella y se desvanecía entre los brazos del Escudero; casi estaba inconsciente, pero repetía una frase una y otra vez,con voz temblorosa — ¡Quieren mi alma, quieren mi alma! — Lykalos, no comprendía el por que esos seres querían el alma de esa mujer. 
La lluvia tempestuosa era aun mas fuerte, truenos y relámpagos comenzaron hacer acto de presencia, el viendo soplaba con mas violencia. La visibilidad casi era nula, pero frente a ellos, se comenzó a ver el fin del camino, un puente destruido por la tormenta y un peñasco que se acercaba con premura. Cada segundo se acercaban más los seres de la oscuridad, y el numero incrementaba después de cada trueno. Lykalos tenía que tomar una decisión inmediatamente o seguir abusando de su suerte y ver que les deparaba el destino al llegar al peñasco o, cambiar de dirección y arriesgarse a que los seres de la oscuridad los capturaran; tenía que tomar una decisión y tenía que ser lo más rápido posible, sus vidas dependían de ello.
Al momento de acercarse al peñasco suelta las riendas del caballo, toma a la damisela entre su brazo derecho, toma una mochila de cuero que estaban sujetas a la silla del caballo y se las pone en su hombro. Le da dos palmadas al caballo en el lomo y le dice — Niebla, amigo mío, espero recuerdes como llegar a casa — al llegar al final del camino, Lykalos se pone de pie en la silla de montar, le hace un ruido con la boca a su caballo, como una especie de chiflido, y el caballo se detiene a escasos centímetros del precipicio; el Escudero muy ágilmente, se lanza al precipicio con la doncella entre sus brazos.

La noche parecía eterna mientras Lykalos y la doncella caían a la nada. Los seres oscuros se detuvieron a orillas del precipicio, gruñendo y gritando sonidos de guerra. El Escudero y la doncella caían a la nada hasta perderse en la misma oscuridad de la profundidad del abismo. Después de unos minutos los dos caen en un río que está en lo profundo de ese lugar. Cuando caen, el Escudero suelta a la doncella por la fuerza del río. Él trata de nadar hacia ella con todas sus fuerzas. La bella doncella aún sigue perdida entre la lucidez y la falta de cordura. Mientras que nuestro valiente Escudero trata de rescatarla, el río desbocado y la tormenta son su peor enemigo, y en un abrir y cerrar de ojos ve como ella comienza a ser atraída a las profundidades del río, hasta que no puede verla mas. La profunda oscuridad de esa noche, la fuerza de la tormenta y la furia del río, hacen casi imposible el poder acercarse a la doncella en peligro. El valiente escudero se sumerge en el río, luchando contra la misma naturaleza, donde las corrientes internas del río casi devoran todo a su paso, el joven Escudero logra llegar hasta la bella doncella, la sujeta como puede, la saca a flote. Lykalos nadaba con determinación y fuerza hacia la orilla, y con seguridad y entre tragando agua, le dijo a la doncella  — No se preocupe, aunque mi muerte este frente a mi, yo estaré dispuesto a rescatarla y ponerla a salvo — como puede el Escudero llega a la orilla del río. Luego de tratar de recuperar la respiración en unos escasos segundos, la vuelve a cargar entre sus brazos y la lleva corriendo a lo más profundo del bosque.

Después de correr algunos kilómetros, y que la lluvia cesara, el escudero encuentra el lugar perfecto en lo mas profundo del bosque; allí recuesta en un árbol a la doncella, enciende una fogata y de la mochila de cuero saca una especie de arco desplegable, que él mismo diseñó y construyó, luego se acerca delicadamente a la hermosa doncella y le dice
— No tienes de que preocuparte, yo te cuidaré. En mi mochila hay unas cobijas de lana y ropa mía limpia. Puedes quitarte la ropa mojada y colocarla cerca del fuego. Hazlo, mientras yo voy a cazar una liebre para que comamos. Además, así estarás más cómoda mientras te secas y te cubres del frío — La hermosa y dulce doncella, asiente con la cabeza y con timidez responde un suave — sí… lo haré — El noble Escudero sonríe, y se aleja diciendo — ¡no te preocupes, puedes confiar en mi! —. Mientras él se aleja, la bella doncella se quita la ropa mojada y hace exactamente lo que el joven escudero le indica. Toma una camisa de él y un pantalón cuero, toma la cobija de lana y se cubre con ella, pero en su mente se preguntaba — ¿Por qué creo en él tan segura y fuertemente? ¿Por qué confío tanto en un hombre al cual nunca he visto?... Hay algo en sus palabras y en su mirada, que me hace creer en él ciegamente. — Se acurruca entre la cobija de lana y sonríe dulcemente. 

Mientras tanto, Lykalos, buscaba una liebre en la oscuro noche, la cual gracias al Creador, la tormenta se disipó al momento de llegar a ese lugar, dejando a la luna iluminar cada rincón del bosque. Al poco rato, el joven llega sonriendo, con dos liebres en el hombro — bella doncella, la cena, casi está lista —. El escudero cocinó una de las liebres y la otra la preparó para el viaje. Él le entrega una plato de madera con un poco de estofado de liebre, al entregarlo en sus manos le dice muy amablemente — Mi nombre es Lykalos, y soy Escudero de la Casa de Aetos de Lander, y ahora tu protector personal — Guiña el ojos y sonríe con cortesía — ¿Y cual es el nombre de tan bella mujer? — Ella sonríe y responde sutilmente — Mi nombre, noble Escudero, es Fedora —.  Los dos conversaron y rieron por un rato, como sí se tratase de dos amigos de años, el joven Escudero le contó de sus aventuras con sus hermanos mayores y de como se convirtió en Escudero y llego a la Casa de su Señor Aetos. Pero, luego de contarle prácticamente toda su vida, el Escudero le pregunta muy seriamente ¿Por qué te persiguen esos seres engendros de la oscuridad? ¿Qué quieren de ti? — Ella baja su mirada y le comienzan a brotar lágrimas de sus ojos. El Escudero se arrepiente de haber provocado que ella derramara sus lagrimas y le pide perdón, pero ella se limpia sus lágrimas y le dice — Ya sabes mi nombre, el cual es Fedora, y soy la Princesa de Cleeía... > 

Cleeía, es un reino muy prosperó. Su rey Eracle, es un rey muy astuto y fuerte, y posee a los mejores magos y hechiceros de toda Atlante, Ademas de tener uno de los reinos mas fortificados y listos para cualquier ataque. Pero a pesar de ser unos de los reinos más fortificados y listos para la guerra, es uno de los reinos mas pacifico y lleno de misticismo y diversión.

— Mi padre y yo, salimos de Cleeía hace unos días. Mientras él y yo cabalgábamos, los seres oscuros me raptaron e hirieron a mi padre, aún no se como se encuentra y eso destroza mi corazón. Los seres oscuros me llevaron a su territorio, donde su hechicero me dijo que yo estaba predestinada a llevarlos a ellos a la victoria sobre cada reino en Atlante. Ellos dicen que mi alma es pura y que mi sangre real ayudara para revivir al más grande seres oscuros, el cual tiene un poder indescriptible e incontenible — el escudero no puede ocultar su cara de asombro… — ¿¡Eres la Princesa Fedora de Cleeía… La única hija del gran Rey Eracle…!? — el Escudero se arrodilla ante ella y luego se da la vuelta para no verla a los ojos... — Perdóneme mi Lady por verla a los ojos sin pedir su permiso... ¡Oh santo cielo! ¡¡La toqué!! perdón lo siento tanto... ¡SANTO CREADOR DE TODO! Mis ropas están tocando su piel, ¡Oh santo cielo! lo siento tanto, no han sido purificadas debidamente... ¡¡MADRE MÍA!! ESTOY VIOLANDO MUCHAS LEYES EN ESTE INSTANTE…— el escudero se da la vuelta y hace una reverencia y comienza a caminar para atrás — ¡Perdóneme señora mía!… no, ¡no! usted no es de mi propiedad, ¡perdóneme mi Lady! — mientras caminaba para atrás con la cabeza y la mitad del cuerpo viendo al suelo, en posición de reverencia; él se tropieza con una rama de un árbol y se golpea la cabeza.
La princesa se levanta rápidamente y llega hasta donde está él en el suelo. — ¡Lykalos! ¿¡te encuentras bien!? — ella se arrodilla y coloca la cabeza del joven en sus piernas. El joven entre abre sus ojos y la ve fijamente — Es tan hermosa como un ángel, desde que la vi la ame inmediatamente — y al terminar de decir eso se desmaya quedando inconsciente. La princesa se ruboriza y sonríe como una sonrisa pura y llena de luz... Y al ver que él se desmaya acaricia su rostro muy delicadamente.

Cuando el joven Escudero recobra la conciencia, esta acostado cerca del fuego, su visión aún es muy borrosa y aún está aturdido por el golpe y solo ve la silueta del otro lado del fuego — Tadeo, amigo mío, he tenido el más raro de los sueños, soñé que rescataba a la Princesa Fedora de Cleeía de los seres oscuros. Y luego nos escondimos en el bosque… sabes, en mi sueño, la princesa es aún más hermosa de lo que dicen… tiene unos hermosos ojos verdes y una hermosa sonrisa, que harían que el sol y la luna tuvieran celos de su luz y gran belleza — La Princesa se ríe, y le dice No, no fue un sueño amable Escudero, y gracias por el cumplido — al escuchar esto el escudero se pone de pie inmediatamente y comienza a tartamudear y a disculparse por tal atrevimiento. La princesa se ruboriza y sonríe — creo que el que me salvara le da el derecho de olvidarse por un momento de mi título y sí eso no lo convence, le ordeno que me trate como lo haría con cualquier mujer — el Escudero levanta un poco su mirada y muy apenado le dice... Mi Lady, eso que me pide va contra mis principios y contra el código de un fiel Escudero —. Ella se acerca a él, lo toma del rostro y lo levanta diciendo — El escudo de armas que llevas en el pecho es de la Casa que sirves, y esa Casa juró ante el Creador servir fervientemente a Eudora y cada aliado de tu reino. Ademas, tu Rey el sabio y noble Talos es primo de mi padre... Por lo consiguiente, por ser descendiente directa de tu Rey, eso me convierte en tu superior en batalla, además soy la Princesa y única hija del rey de Cleeía. Todo eso me da la suficiente autoridad para decir, que lo que acabo de pedir, es una orden directa. — mientras la princesa le dice esto aún sostiene su rostro con sus manos y luego le da un beso en la frente — eso es por lo dulce de sus palabras antes de quedar inconsciente, y por las que dijo al confundirme con su amigo de armas Tadeo — Cuando la princesa lo besa en la frente él se sonroja de tal forma que su rostro casi se incendió en ese instante. Luego la duda florece en él y le pregunta — Princesa… ¿Acaso le dije algo antes de caer inconsciente? — La Princesa sonríe sin responder. Pero el rostro del Escudero cambia por completo, toma sus dos hachas en sus manos y le dice a la princesa con mucha seriedad que se oculte detrás de él. La princesa lo ve muy extrañada y no se mueve, él vuelve a insistir empuñando sus hachas con más fuerza, ella se coloca detrás de él, mientras en respira fuertemente y le dice en voz baja — Por favor mi Lady, haga todo lo que yo le diga, y no se aparte mucho de mi. Tome, la daga que se encuentra en la parte de atrás de mi cinturón, y espero no tenga que usarla —. En ese mismo instante un ser oscuro emerge de la penumbra de la noche. La bestia grita fuertemente al ver a la princesa, el Escudero en forma de susurro le dice a la princesa que no se mueva de ese lugar. El valiente Escudero se lanza al ataque de la bestia, luchando con todas sus habilidades y fuerza, sabiendo que tiene que proteger a la Princesa hasta la muerte. De la misma forma en que apareció el primer ser oscuro, aparece otra bestia de la oscuridad; la Princesa Fedora se pone en guardia y exclama en voz alta — ¡No te enfrentarás a esto solo! —  al terminar de decir esto, y la princesa comienza a luchar con todas sus fuerzas y con la misma agilidad de los mejores caballeros de Eudora. El Escudero se queda sorprendido de la gran habilidad de la Princesa y dice — ¡Por el Gran Creador de todo! Creo que la he subestimado —.

El frío de la noche penetra hasta los huesos, pero la Princesa Fedora y el joven Escudero Lykalos seguían peleando con todas sus fuerzas.

El Escudero hace un giro en el piso y bloquea la tosca espada de la bestia, apoyando su pie con fuerza en el suelo y embiste al ser oscuro con su hombro; la bestia se tambalea y cae al suelo. Lykalos salta ágilmente y cae sobre el pecho del abominable ser; al caer sobre él, atraviesa el rostro de la bestia con una de sus hachas y con la otra corta su cabeza. El ser oscuro muere inmediatamente, convirtiéndose en una bruma negra de azufre, que se disipa a los pies del Escudero. Luego, Lykalos corre rápidamente y trepa aún árbol, se sube a una de las ramas y se lanza sobre la segunda bestia de la oscuridad, cayendo sentado sobre sus hombros, e inmediatamente aplica una llave con sus piernas, rodeando el cuello del oscuro. Presurosamente la bestia trata de quitárselo usando sus manos; mientras que la princesa aprovecha su leve distracción y le clava la daga en el pecho. El oscuro comienza a gritar fuertemente y se lamenta de gran manera por el dolor que ha producido esa herida; desesperadamente lleva sus manos a la daga para quitársela y aleja sus manos del Escudero. El joven Escudero aprovecha esto, y en un abrir y cerrar de ojos, Lykalos se pone de pie en los hombros de la imponente bestia, y se impulsa con los pies empujando al oscuro hacia el frente y con gran fuera decapita al monstruo usando sus dos hachas, matándolo de inmediato. Al volverse una bruma negra de azufre, la daga cae al suelo junto con el hábil Escudero. Fedora corre hacia Lykalos y lo abrasa fuertemente. Lykalos respira profundamente, respondiendo al abrazo de la Princesa con mucha preocupación y alivio. — My Lady, tenemos que recoger todo lo mas pronto posible y debemos que huir de aquí — La princesa y escudero recogen todo lo que pueden recoger y mientras lo hacen el joven Escudero dice — la hogar de mi familia se encuentra no muy cerca de aquí, tendremos que apurarnos para llegar antes de que los oscuros nos encuentren de nuevo. Estas dos bestias, sólo eran buscadores y es muy posible que un grupo muy grande de ellos este cerca — Terminan de recoger todo y Lykalos extiende su manos —Tomé mi mano y no la suelte por absolutamente nada… yo la protegeré, y le prometo que no moriremos en este bosque —. Ella sonríe, toma la mano del joven Escudero, apretándola con mucha fuerza y dice dulcemente — Confío en ti con todo mi corazón —.


Los jóvenes salen corriendo de ese lugar y se pierden en la oscuridad de esta noche eterna.



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